A menudo, en los países pobres, la oftalmología no se considera prioritaria: un tratamiento costoso y alejado de las necesidades básicas de las personas sin recursos económicos. No obstante, se trata de una percepción errónea. La ceguera evitable es la causa más grande de sufrimiento humano innecesario y, con frecuencia, comporta pobreza, exclusión social y muerte prematura.
Según datos de la Agencia Internacional para la Prevención de la Ceguera (IAPB en las siglas en inglés), hoy en día hay 1.100 millones de personas que viven con pérdida de visión porque no tienen acceso a los servicios básicos de salud ocular, prácticamente el 90% de los cuales viven en los países de rentas medias y bajas, y un 90% del total de los casos podrían evitarse con los medios y las técnicas que utilizamos en los países de nuestro entorno.
La implicación personal en la lucha contra esta situación tiene origen en mi experiencia cuando sufrí un grave desprendimiento de retina que, gracias al Dr. Borja Corcóstegui, y después de muchas operaciones, pude frenar. Consciente de la importancia de la visión, y después de un viaje a los campamentos de refugiados y refugiadas saharauis a Tinduf (Argelia), conjuntamente con el Dr. Corcóstegui, decidimos fundar Ojos del mundo. Y, con la implicación de decenas de voluntarios y voluntarias, nos comprometimos a cambiar la realidad oftalmológica allí donde la ceguera evitable sentencia el futuro a las personas más vulnerables.
Enseguida nos dimos cuenta que era necesario, no solamente una tarea asistencial sino, trabajar a largo plazo. Así, la gran apuesta desde los inicios de la Fundación ha sido, por un lado, el empoderamiento de los profesionales locales para que sean ellos quienes desarrollen las políticas de salud ocular y gestionen sus servicios; y por otra, fortalecer los sistemas públicos de salud de los territorios más vulnerables para convertirse en integrales, accesibles a todo el mundo e integrados en las estructuras nacionales de salud.
Durante más de quince años hemos aportado un grano de arena en el progreso sanitario de las poblaciones del Sáhara, Mozambique, Bolivia y Malí. Somos promotores y cómplices de los cambios sistémicos y sostenibles en las estructuras públicas de salud, ofreciendo mejoras significativas en la calidad de vida de las personas y sus comunidades.
Os aliento a todos y a todas a tomar parte en el deber solidario de colaboración que tenemos las sociedades de nuestro entorno hacia los países más empobrecidos y a sumaros a la apuesta para la cooperación internacional en materia oftalmológica que desde el año 2001 estamos impulsando a través de la Fundación.
Para hacerlo posible, esperamos continuar contando con la colaboración de muchas personas voluntarias (oftalmólogos/as, instrumentistas, optometristas, logísticos), fondos de cooperación, entidades, casas comerciales, laboratorios, adheridos y donantes, sin el esfuerzo del conjunto, las actuaciones que lleva a cabo la Fundación no serían posibles.
A todas y a todos, sencillamente, muchas gracias por la dedicación y la confianza.
Continuamos abriendo los ojos al mundo.
Rafael Ribó
Presidente