Alarcos Cieza es de Ciudad Real, es doctora y catedrática en Psicología y Salud Pública y, desde el año 2014, la responsable del Departamento de Visión, Audición, Discapacidad y Rehabilitación de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Su labor consiste en desarrollar planes de acción y políticas de salud en países en vías de desarrollo de acuerdo con sus respectivos ministerios.
En esta entrevista, ella y su colega Juan Carlos Silva, oftalmólogo y asesor regional de salud visual en la oficina regional de la OMS en las Américas, nos hablan de su experiencia en Naciones Unidas, los objetivos que se han marcado para los próximos años y cómo está afectando la pandemia de la COVID-19 a los proyectos relacionados con la visión y la discapacidad.
En materia de salud ocular, ¿cómo se organiza la OMS para proporcionar asistencia en países donde los servicios de salud son precarios?
La OMS Ginebra recibe las directrices de la Asamblea Mundial de la Salud y desarrolla las estrategias y aunque da cooperación técnica a los países, las oficinas regionales responden directamente a las solicitudes de los estados miembros.
¿Cuáles son las consecuencias que los problemas oculares no tratados por carencias en el sistema sanitario pueden tener en la población de dichos países?
Muchas de las enfermedades oculares tienen tratamiento clínico o quirúrgico que previene la pérdida de la visión o facilita la recuperación. En caso de no contar con dichos recursos, habrá personas que pierden su visión, lo que les limita su desarrollo personal y laboral afectándolos individualmente y a la sociedad.
A nivel de implementación de los proyectos, ¿cuáles son los principales obstáculos? ¿Qué condicionantes afectan en el acceso de la población mundial a la atención ocular?
En la atención primaria en neonatos, escolares y adulto mayor la salud ocular no se prioriza a pesar de que es esencial para el curso de vida de las personas. Por otra parte, los servicios y los recursos humanos están concentrados en las zonas pudientes dejando sin servicio a los más vulnerables.
A través de los años, ¿qué evolución ha habido en los programas de salud ocular de la OMS? ¿De qué forma se está incorporando, por ejemplo, la perspectiva de género?
Las inequidades se manifiestan de diferentes maneras, incluyendo la de género, que en algunas partes del mundo es muy acentuada. El programa aborda ese tema para la formulación de políticas nacionales que reduzcan esas inequidades.
Ojos del mundo ha aprovechado el Día Mundial de la Visión 2020 para mostrar la relación entre la salud ocular y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). ¿Cuál creéis que es la clave para la consecución de la agenda 2030?
Alcanzar los objetivos tiene un efecto directo sobre la salud de las personas, en cuando al objetivo 3 de salud y bienestar, mantener las funciones sensoriales de las personas influye directamente sobre la calidad y curso de vida de las personas, y nuestra función es fortalecer los sistemas de salud para que los países logren ese objetivo.
¿Cómo ha afectado la pandemia de COVID-19 a vuestra labor y a los proyectos relacionados con la salud ocular?
Las visitas de campo de los funcionarios de la OMS se han reducido y eso limita la cooperación técnica, sin embargo, la pandemia ha hecho que nos adaptemos y ahora hacemos la mayor parte del trabajo por medios virtuales que logran el cometido con la ventaja que podemos servir a muchos más países al mismo tiempo.
¿Qué consejos daríais a entidades como Ojos del mundo para que puedan implementar sus proyectos de la forma más eficiente?
Fortaleciendo las capacidades nacionales, sobre todo el recurso humano a través de capacitación.