Abel dos Santos está finalizado este año su formación en la especialidad de oftalmología gracias a la beca que le ha otorgado la Fundación Ojos del mundo, en el marco de un acuerdo con el Ministerio de Salud de Mozambique, el Memorial Cristobal Garrigosa y el Instituto Municipal de Asistencia Sanitaria, que también cuenta con el apoyo del Colegio de Médicos de Barcelona. Después de cuatro años de estudios en régimen compartido entre Barcelona y Maputo, el médico mozambiqueño deberá realizar un examen para poderse integrar como oftalmólogo en el servicio sanitario de su país, como establece el programa Ojos de Mozambique. El Dr. Dos Santos se convertirá, de esta forma, en el octavo oftalmólogo nacional del país africano, una cifra realmente baja para una población superior a los 20 millones de habitantes.
¿Cómo valoras la oportunidad que te ha dado Ojos del mundo?
A nivel profesional, he adquirido muchos conocimientos. He visto cosas que en Mozambique no habría visto nunca, he aprendido nuevas técnicas, asistido a congresos, seguido discusiones técnicas… Podría decir que esta beca ha acabo de despertar la curiosidad que ya tenía por la oftalmología. También me ha aportado muchas cosas a nivel personal, ya que en Barcelona hay gente de todo el mundo y he podido intercambiar opiniones y completar mi conocimiento universal. Todo eso ayuda a tener una mejor relación con la gente y en definitiva con los pacientes, ya que los médicos no nos podemos conformar con visitar y dar recetas, sino que
debemos aportar alguna cosa más.
¿Crees que te habrías podido formar sin una beca de estas características?
La formación habría sido muy diferente, teniendo en cuenta los recursos disponibles que hay en Barcelona, tanto humanos como materiales. La principal ventaja es que en Mozambique la formación es más abstracta y en Barcelona es real. También he aprendido mucho en el ámbito de organización del trabajo, conocimientos que puedo desarrollar en mi país.
¿Cuál crees que puede ser tu aportación al sistema sanitario de Mozambique?
Siento amor por mi país y tengo una gran voluntad de ayudarlo, la misma que me llevó a abandonarlo para seguir la beca. Quiero contribuir a mejorar la situación de las personas con problemas oculares y ayudar a mi país a dar un paso adelante. Esto se concreta con asistir a la gente y sufrir con ellos, a su lado. En ningún caso soy un salvador pero intentaré curar y modificar la vida al máximo número de personas posible.
¿En qué situación se encuentra la sanidad y la oftalmología en Mozambique? ¿Qué cambios se deberían producir?
Hay especialidades prioritarias como la pediatría, la salud materno-infantil, la cirugía general y la ginecología. La oftalmología se va incorporando poco a poco, pero depende de la ayuda exterior. Esto provoca que los recursos humanos sean insuficientes. En mi opinión, es vital que el Ministerio de Salud apueste por la formación y, en este sentido, debería situar como mínimo un oftalmólogo en cada provincia y después darle apoyo a nivel de material y motivación. En lo que se refiere a los recursos materiales, hay que dar un paso adelante ya que se depende de las donaciones exteriores y esto provoca que de forma periódica el país se quede sin materiales.
¿Cómo crees que valoran la Fundación en Mozambique, tanto la población de Inhambane como los profesionales formados?
Ojos del mundo ha realizado una aportación muy importante al país y esto supone una buena aceptación entre la población. Se nota con el hecho que sus convocatorias en las comisiones del Hospital Provincial de Inhambane son cada vez más masivas. Los profesionales del sector de la oftalmología creo que también lo valoran muy positivamente, ya que desde la llegada de la Fundación se notan
diferencias importantes en su trabajo, sobretodo en lo que se refiere a dinámicas de trabajo.