Mendicute y Gessa, Javier y María, son prestigiosos especialistas en oftalmología. Reputados profesionales y directores médicos del Grupo Miranza en las clínicas Miranza Begitek de Donostia y Miranza Virgen de Luján de Sevilla, respectivamente. También son profesionales sensibles con las personas con pérdida de visión y sin recursos económicos condenadas a la ceguera si no reciben una intervención oftalmológica a tiempo. Ambos han participado en la iniciativa Quirófano Solidario – Las alas de Miranza, impulsada por Ojos del mundo, con el objetivo de convertir una de las cirugías que realizan en sus clínicas, complementada con la aportación del Grupo Miranza, en una oportunidad para devolver la visión a personas que viven a miles de kilómetros. Su implicación, junto con la de otros de sus colegas, también solidarios y cómplices en este proyecto, ha hecho posible que 144 personas de Mozambique y Bolivia hayan recuperado la visión y su calidad de vida a lo largo del año 2022.
A pesar de que su frenética actividad asistencial, docente e investigadora no les permite viajar sobre el terreno, los doctores Mendicute y Gessa han aportado su compromiso por un mundo sin ceguera evitable. Como si del aleteo de unas alas de mariposa de tratara, han conseguido, desde sus clínicas, modificar contextos de vulnerabilidad, apoyar a los profesionales locales en la realización de operaciones de cataratas y transformar la vida de decenas de personas. Gracias en nombre de todas ellas.
¿Cómo y cuándo conociste la Fundación Ojos del mundo? ¿Qué fue lo que más te interesó de su trabajo?
Javier Mendicute: Me pierdo en el tiempo, pero conocí la Fundación hace más de 15 años, a través de compañeros del Hospital Universitario Donostia que estaban implicados colaborando en el terreno en diferentes destinos.
María Gessa: La conocí hace aproximadamente un año, a través de Miranza y Borja Corcóstegui. Lo que más me interesó de ella y me llamó la atención es su eficacia, que nos permitía sentirnos útiles a pesar de estar en un quirófano lejano, para poder ayudar con un pequeño esfuerzo.
¿Qué te parecen los proyectos que desarrolla Ojos del mundo en algunos de los territorios más vulnerables? ¿Cómo valoras las iniciativas que implementa dirigidas a la formación y creación de capacidades entre los profesionales locales?
Javier Mendicute: La labor en esos territorios vulnerables y, a veces, poco accesibles por la situación política y económica en la que viven, es de mérito. Resolver problemas de visión en situaciones de precariedad es siempre imprescindible. Pero, tal vez, valoro más la formación y el intento de crear capacidades entre los profesionales locales para que la labor desarrollada no sea un hecho puntual; el éxito es poder dar continuidad a la asistencia prestada. Y lo más difícil, intentar mantener a esos profesionales formados en su entorno hará que desarrollen su labor a largo plazo: ¡sembrar para el futuro!
María Gessa: Me tienen cautivada. Hay mucho que ayudar, pero no sólo con profesionales que vayan desde Europa a operar con efectos a corto plazo, sino aún más importante la labor a medio y largo plazo en la formación en salud visual, en prevención y en resolución de problemas de visión. Darle herramientas y conocimientos, siempre con el apoyo que necesiten, para que ellos puedan resolver de forma óptima los problemas relacionados con la visión y salud visual.
¿Crees que es posible alcanzar un mundo sin ceguera evitable? ¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta el colectivo oftalmológico para contribuir al Derecho Universal a la Visión?
Javier Mendicute: Soy de naturaleza optimista, pero no en este punto concreto. Me interesan los escenarios mundiales en cuanto a acabar con la ceguera evitable en el mundo. Somos 240.000 oftalmólogos, pero el 80% de nosotros nos concentramos en tan solo 13 países. Y, además, en países en desarrollo, los pocos oftalmólogos existentes se concentran en áreas urbanas. Mucho trabajo por hacer. Siempre son necesarias iniciativas como la que desarrolla Ojos del mundo.
María Gessa: Sin duda es posible un mundo sin ceguera evitable. Por ejemplo, algo tan rutinario como una cirugía de catarata en un país como España, del primer mundo, supone la diferencia entre poder subsistir o no en un país subdesarrollado. Los retos a los que nos enfrentamos son muchos, como ayudar al acceso a la atención oftalmológica de todos los habitantes (en estos países no es fácil, ya que muchos viven a cientos de kilómetros de distancia que a veces tienen que hacer a pie porque no tienen ni medios económicos para poder ir en otro transporte), concienciar a las autoridades locales de la necesidad de la atención médica, promover la salud visual, con actividades de prevención, la formación de especialistas locales para que en un futuro, puedan ser ellos quienes resuelvan de forma eficaz los problemas y enfermedades oculares que se presentan y, por supuesto, las expediciones de cirugía médica de alta complejidad o facilitar el acceso a ella en nuestro país.
¿Cómo valoras los resultados conseguidos por Ojos del mundo gracias a tu participación en el proyecto Quirófano Solidario – Las Alas de Miranza? ¿Con qué mensaje animarías a otros colegas a tomar parte en esta iniciativa?
Javier Mendicute: La concienciación de los profesionales sanitarios es un punto de partida. Ojos el mundo trabaja también en esa labor. El Proyecto Quirófano Solidario puede ser de gran calado y diseminarse por muchos centros. Seamos conscientes de que una, para nosotros, pequeña aportación puede acabar con la ceguera evitable en algunos entornos y que esa recuperación tiene también implicaciones sociales: recuperación de personas, en edad laboral, para actividades productivas que mejorarán su entorno social, recuperación de ancianos que no necesitarán apoyo familiar para su vida cotidiana.
María Gessa: Lo valoro muchísimo, me hace ilusión cada vez que veo el cartel de las alas solidarias con el “efecto mariposa” ya que por muy poco de mi vida puedo ayudar e impactar de verdad en la vida de otras personas. Es una gran suerte poder contribuir en una organización impecable como es Ojos del mundo.
¿Con qué tres palabras definirías a la Fundación Ojos del mundo?
Javier Mendicute: Solidaridad, visión, esperanza.
María Gessa: Solidaridad, eficacia, precisión.