Eugénio inició su relación con la Fundación en septiembre de 2004. Su conocimiento de la lengua castellana y sus habilidades como conductor –su experiencia profesional hasta el momento había sido en este campo y en la mecánica de coches- le ofreció la oportunidad de convertirse en colaborador de la entidad. Pocos meses más tarde, en julio de 2005, entró a formar parte del equipo operativo como logista del proyecto de Mozambique.
¿Cuál es exactamente tu trabajo sobre el terreno?
Mis tareas son varias: preparar todos los detalles para que la Fundación pueda realizar sin problemas las actividades previstas en el programa, comprar el material para la oficina, gestionar el tema de papeles y documentación con la Administración, así como recibir, acompañar y hacer de traductor a los miembros de las comisiones que se desplazan a Mozambique.
¿Cómo cambia tu trabajo en las comisiones con respecto al periodo entre comisiones?
Es muy diferente porque durante las comisiones tenemos mucho trabajo. Uno se prepara para que todo funcione correctamente y no falle nada, aunque es casi imposible. El teléfono no para de sonar y tengo que estar pendiente de cada miembro de la comisión; por ejemplo, en el tema de la comida, porque cada uno es diferente o a las condiciones climáticas, ya que hay personas que se encuentran mal por las altas temperaturas. Pero con un poco de buen humor lo soluciono y me llevo bien con todos.
Tú que estás cerca de la población, ¿Qué respuesta tienes de los mozambiqueses sobre la tarea de la Fundación?
Las poblaciones que atendemos son rurales. Vienen de distritos del interior del país, donde no hay medios de transporte. Algunos de ellos caminan un día para llegar al transporte más cercano y necesitan otros dos días para llegar al hospital. Incluso algunas personas tienen que vender un cabrito y así tener dinero para el transporte. Si hacen todos estos esfuerzos, es que tienen una consideración muy positiva hacia la Fundación, ya que vienen confiados en que resolveremos sus problemas de visión.
¿Cómo ha cambiado la situación sanitaria en Mozambique con la presencia de Ojos del Mundo?
En la provincia de Inhambane ha habido un cambio muy importante ya que Ojos del Mundo realiza una acción directa. Y es que nos buscan desde todos los puntos de la provincia. Por el contrario, en Maputo la presencia de la Fundación no se nota tanto ya que se realiza formación y la gente no lo percibe de forma tan directa.
¿Qué retos tiene el programa Ojos de Mozambique?
Pienso que en la línea de lo que se está haciendo los últimos años, el programa debe crear raíces en el territorio y debe apostar por la formación del personal y la prevención.