La oftalmóloga Filomena Ribeiro, que dirige el Departamento de Oftalmología del Hospital da Luz de Lisboa, es doctora en Ingeniería Biomédica por la Universidad de Lisboa, tiene un postgrado en Liderazgo y Gestión de Instituciones Sanitarias y es fellow del Consejo Europeo de Oftalmología.
Ha sido presidenta del Grupo de Inflamación Ocular de la Sociedad Portuguesa de Oftalmología y del Grupo de Catarata y Cirugía Refractiva, consejera y secretaria del Colegio Portugués de Oftalmología y representante nacional de la Unión Europea de Médicos Especialistas. Además, tiene un largo currículum como docente e investigadora.
Filomena acaba de volver del continente africano donde ha visitado el proyecto que Ojos del mundo tiene en Inhambane (Mozambique) y que cuenta con el apoyo de la ESCRS. Junto a sus compañeros de viaje, el oftalmólogo Mark Wevil y el director general de la ESCRS, Tom Ogilvie-Graham, Filomena ha sido testigo y cómplice del arduo trabajo del equipo de la Fundación sobre el terreno que, haciendo frente a las dificultades de desplazamiento en las zonas rurales y a las barreras económicas y socioculturales que frenan el acceso de la población a los servicios de salud, garantiza la atención oftalmológica de la población más vulnerable.
Filomena y Ojos del mundo comparten el enfoque de género en su mirada hacia los proyectos de cooperación y una imponente lista de deseos comunes a favor del derecho a la visión y para que las cataratas y los defectos refractivos no impidan a las personas tener la oportunidad de desarrollar su potencial humano.
¿Qué importancia tiene para la ESCRS y personalmente los proyectos que apoyan desde el Comité Benéfico?
Los proyectos apoyados por el Comité Benéfico son de vital importancia tanto para la ESCRS como para mí a nivel personal. Para la ESCRS, estos proyectos representan una oportunidad de cumplir con su misión de mejorar la calidad de la atención oftalmológica a nivel mundial, fomentando la investigación, la educación y el desarrollo de nuevas tecnologías. Además, a través de estas iniciativas, la ESCRS puede extender su impacto más allá de los congresos y actividades científicas, llegando a las comunidades y regiones que más lo necesitan.
Desde una perspectiva personal, apoyar estos proyectos es profundamente gratificante. Ver el impacto positivo que tienen en las vidas de las personas y las comunidades es una experiencia enriquecedora. Además, participar en estos proyectos me permite contribuir de manera tangible en la mejora de la salud visual global, algo que considero un deber y un privilegio como profesional de la oftalmología.
Durante tu visita a Inhambane, ¿cuál fue tu impresión general del trabajo realizado por Ojos del mundo? ¿Qué aspectos específicos del proyecto de mejora de la salud visual te han impactado más y por qué?
Durante mi visita a Inhambane, quedé profundamente impresionada por el trabajo realizado por Ojos del mundo. La dedicación y el compromiso del equipo para mejorar la salud visual en la región son evidentes en cada una de las actividades que presencié.
Uno de los aspectos que más me impactó fue la campaña de cirugía en el Hospital Provincial de Inhambane. La organización y la eficiencia con las que se realizaron las cirugías, así como el cuidado postoperatorio brindado a los pacientes, demuestran un alto nivel de profesionalidad y una clara preocupación por la calidad de vida de las personas atendidas.
Asimismo, la visita a las actividades de la óptica móvil en el distrito de Homoine subrayó la importancia de llevar servicios de salud visual a comunidades más alejadas, asegurando que un mayor número de personas tenga acceso a estos servicios vitales.
Otro aspecto notable fue la promoción de la igualdad de género en Massinga a través de HOPEM – Homens per la Mudança. Esta iniciativa no solo aborda problemas de salud visual, sino también cuestiones sociales fundamentales, promoviendo un cambio positivo y sostenible en la comunidad.
Finalmente, la actividad de capacitación dirigida por el supervisor médico en el distrito de Maxixe, enfocada en la selección de casos de catarata, detección de glaucoma y refracción, subraya el enfoque integral y educativo del proyecto. La formación continua de profesionales locales es esencial para garantizar la sostenibilidad y el impacto a largo plazo de estas iniciativas.
En resumen, el trabajo de Ojos del mundo en Inhambane no solo mejora la salud visual de la población, sino que también fortalece las capacidades locales y promueve la equidad de género, creando un impacto profundo y duradero en la comunidad.
¿Cómo describirías la situación de salud visual en la población más vulnerable de Inhambane? ¿Podrías compartir alguna historia o caso que te haya conmovido durante tu visita?
La situación de salud visual en la población más vulnerable de Inhambane es extremadamente precaria y cuenta con muy pocos recursos. Durante mi visita, lo que más me impresionó fue la esperanza que trae para esta población el desarrollo del nuevo departamento de Oftalmología en el Hospital Provincial, un proyecto que está siendo desarrollado por Ojos del mundo. Este avance promete mejorar significativamente el acceso y la calidad de los servicios oftalmológicos en la región.
Una historia que me conmovió profundamente fue la de una anciana que llevaba años sufriendo de cataratas. Debido a la falta de recursos y de acceso a servicios de salud visual adecuados, había perdido casi toda su visión y dependía completamente de sus familiares para las tareas más básicas. Durante la campaña de cirugía organizada por Ojos del mundo, ella fue operada y, al día siguiente, cuando le retiraron el vendaje, pudo ver claramente por primera vez en años. La emoción y la gratitud en sus ojos, son momentos que no se olvidan. Este caso destaca no solo la necesidad urgente de estos servicios, sino también el impacto transformador que pueden tener en la vida de las personas.
¿Cómo evalúas el impacto a largo plazo de las actividades de Ojos del mundo en la comunidad local? ¿Qué desafíos has identificado en la ejecución de estos proyectos y cómo podrían superarse?
El impacto a largo plazo de las actividades de Ojos del mundo en la comunidad local es sumamente positivo y prometedor. A través de sus iniciativas, están logrando no solo mejorar la salud visual de la población, sino también capacitar a profesionales locales y sensibilizar a la comunidad sobre la importancia de la salud ocular. Esto asegura que los beneficios del proyecto perduren en el tiempo y se extiendan a más personas.
Sin embargo, en la ejecución de estos proyectos se han identificado varios desafíos. Uno de los principales es la falta de infraestructura adecuada y recursos limitados en las áreas más vulnerables. Para superar este obstáculo, es crucial continuar con el desarrollo de instalaciones como el nuevo departamento de Oftalmología en el Hospital Provincial de Inhambane, asegurando que cuente con el equipamiento necesario y personal capacitado.
Otro desafío importante es la sensibilización y educación de la comunidad sobre la importancia de la salud visual. Muchas personas no buscan atención médica hasta que su situación es muy grave. Para enfrentar esto, se pueden implementar campañas de concienciación más amplias y programas de educación continua que lleguen a todas las regiones, incluso las más remotas.
Además, la sostenibilidad financiera del proyecto es otro reto. Es fundamental asegurar fondos constantes y suficientes para mantener y expandir las actividades. Esto se podría lograr mediante la creación de alianzas estratégicas.
En resumen, aunque hay desafíos significativos en la ejecución de estos proyectos, con una planificación estratégica y un enfoque colaborativo, es posible superarlos y asegurar un impacto duradero y positivo en la salud visual de la comunidad local.
¿Cuál es tu visión para el futuro de la colaboración entre la ESCRS y Ojos del mundo y qué nuevas iniciativas te gustaría ver implementadas?
Mi visión para el futuro de la colaboración entre la ESCRS y Ojos del mundo es una asociación aún más sólida y efectiva, centrada en ampliar el alcance y el impacto de nuestros proyectos conjuntos. Espero que podamos seguir trabajando juntos para desarrollar programas innovadores y sostenibles que no solo mejoren la salud visual, sino que también fortalezcan las capacidades locales y promuevan el bienestar integral de las comunidades y asegurar equidad en el acceso a los cuidados de salud visual.
¿Qué emociones o reflexiones te llevas después de esta experiencia?
Después de esta experiencia, me llevo una mezcla de emociones profundas y reflexiones importantes. Me siento enormemente inspirada y esperanzada al ver el impacto positivo que las iniciativas de Ojos del mundo están teniendo en las comunidades vulnerables de Inhambane. La dedicación del equipo y la gratitud de los pacientes me han recordado la verdadera esencia de nuestra profesión: mejorar la calidad de vida de las personas a través del cuidado de la salud visual.
¡Todos juntos podemos hacer un mundo mejor!