Gabor es el protagonista del documental que lleva su nombre y que está dirigido por Sebastián Alfie y producido por Minimal Films y en el que Ojos del mundo tiene un papel destacado.
Sebas le propuso a Gabor, que perdió la visión hace diez años, ser el director de fotografía de un documental sobre el proyecto de Ojos del mundo en Bolivia. El documental explica cómo, a pesar de no ver, Gabor puede igualmente participar en un rodaje y dar indicaciones precisas y perfectas sobre la fotografía de una película. La preparación y el rodaje del clip, que es en realidad el fin último del documental, se adentra en la tarea de Ojos del mundo en Bolivia. El documental ha recibido muy buenas críticas y ha sido premiado en varias ocasiones: Premio del público y el Premio al mejor director en el Festival de Málaga y el Premio al mejor documental español – Premio Canal+ en el Documenta Madrid.
¿Conocías la Fundación Ojos del mundo antes de participar en la realización del reportaje y posterior documental?
No, no la conocía.
Tras la sorpresa inicial de la propuesta de Sebas Alfie, el director del documental, de ser el director de fotografía de nuestro corto, ¿qué pensaste que podrías aportar al corto en relación a la ceguera?
En principio pensaba que el encargo era un desafío contra la ceguera. Pronto se abrió este espectro con enigmas como en qué consiste en realidad ver o no ver. Y una aportación, en mi opinión, es la prueba de que en equipo se puede superar lo impensable.
¿Cómo te sentiste convirtiéndote en protagonista de esta historia?
Me sentí y sigo sintiéndome incómodo, no soy ejemplo ni para auto-superación, ni para señalar un camino de solución para discapacidades. El rodaje era una ocasión coyuntural, colaboración entre muchas partes y la suerte.
¿Cuáles fueron las principales dificultades u obstáculos con los que te encontraste durante la filmación y cuáles son los que más te costó superar?
A nivel personal recibí mucho cariño y asistencia. A nivel profesional sí había el reto de trasladar y transformar el conocimiento de fotografía al mundo de “tinieblas”. Y en lo emocional, me costó insistir y mantener la certeza de que la oscuridad es una condición mental y tiene poco que ver con lo biológico.
Durante la grabación en Alto, en Bolivia, pudiste apreciar en directo la labor de la Fundación. ¿Qué opinión te merece nuestro trabajo?
Muy bien, hemos visto una infraestructura humana y técnica impresionante. Y los resultados hablan por si solos, gente recuperando la visión gracias a la labor de Ojos del mundo.
Has vivido en distintos países y viajado por todo el mundo, ¿cuáles crees que son las mayores diferencias de las personas que sufren ceguera en función del país donde hayan nacido?
Me parece que en países menos desarrollados la solidaridad y recursos se restringen al núcleo familiar. Para combatir la ceguera es necesario involucrar a la sociedad en un nivel más amplio.
Para ti participar en la elaboración de nuestro corto ¿ha sido algo puntual o piensas seguir trabajando de director de fotografía?
Este trabajo ha sido más bien puntual. Sin embargo, sigo vinculado al mundo de la imagen por mi trabajo como gerente de una empresa de alquiler de equipos de cámaras y estoy dando talleres de apreciación visual para jóvenes en la Fundación El Llindar, de Cornellá de Llobregat.