Llevas más de una década vinculada con Ojos del mundo, ¿por qué te animaste a colaborar? ¿cómo valoras tu experiencia a lo largo de estos años?
Cuando me hablaron de los proyectos de la Fundación por primera vez me quedé impresionada con lo que significa para personas que han perdido la visión, volver a ver. Yo tenía ganas de ayudar y, sobre todo, de sentir que la ayuda realmente iba a llegar a algún sitio. Por eso me animé a conocer primero lo que hacía la Fundación y rápidamente me involucré.
En el 2006 viajaste al Sáhara. ¿Algún recuerdo o anécdota entrañable que conserves de ese viaje?
Tenía la necesidad de conocer in situ el resultado de mi esfuerzo como voluntaria y el de muchas otras personas e instituciones que también estaban apoyando a Ojos del mundo… Mi experiencia en los campamentos fue muy impactante, como la de todos los voluntarios que viajan al Sáhara. Realmente me impresionaron las condiciones en las que viven los saharauis y tomé consciencia del aislamiento de la población… ¡Llevan ya 40 años refugiados y todavía sueñan en tener su país!
Desde hace años colaboras en la organización de La Nit dels Ulls del món. ¿Cuál es el éxito de la cena? ¿Qué es lo que te motiva a implicarte en la celebración anual de este evento?
La Noche es un acto mágico. Todos los años se crea un ambiente muy especial, casi trascendente. A través de imágenes y de breves discursos conseguimos que las personas que asisten se sientan cercanas a los proyectos de la Fundación, a su misión, a sus éxitos… No es una cena de gala, como tantas otras, si no que se respira seriedad, solidaridad y proximidad. Además, es una cena en la que prácticamente todo es cedido y es muy reconfortante la respuesta de todas las personas que se implican en este evento.
Y la próxima cena solidaria, ¿dónde está previsto que se realice?
Pues este año 2016 se celebrará en Barcelona. La idea es organizar la cena alternativamente en ciudades diferentes: un año en Barcelona, donde está la sede de Ojos del mundo, y otro fuera, en otra ciudad de la península ibérica. El año pasado incluso estuvimos más lejos, en Lugano.
También estás implicada con el Fondo de Arte Visions, la colección de arte solidario de la fundación. ¿Cómo puede ayudar el arte en las tareas que realizamos?
Gracias al arte, en la Fundación conseguimos dos objetivos básicos. Por un lado, captar los recursos que necesitamos para la ejecución de los proyectos y, por otro, sensibilizar a las personas. Las obras de los artistas solidarios nos ayudan a crear una cadena de personas interesadas en arte y también sensibles a causas como la ceguera, que no solo nos implicará a todos sino que también es fácilmente evitable. Las exposiciones son una vía importante de dar a conocer las obras del Fondo.
¿Recuerdas algún caso que te haya emocionado especialmente a lo largo de esta década?
Me emocionan las respuestas de algunos artistas o personas a las peticiones que les hacemos de sumarse a nuestro proyecto. Estas respuestas, sinceras, generosas, dan sentido a mi esfuerzo como voluntaria de la Fundación.
¿Podrías decirnos 3 palabras que para ti definan la labor de la fundación?
Eficacia, ambición en los proyectos, perseverancia.
Y para acabar ¿qué proyectos tienes a la vista relacionados con nuestra fundación?
Últimamente estoy contactando con artistas muy reconocidos a escala internacional para animarles a sumarse a la lucha contra la ceguera evitable y donar obra a la Fundación. Estoy contenta por tener la oportunidad de acercarme a ellos y conocer sus intereses, motivaciones, etc.