Pereira es el responsable de salud ocular de la provincia de Inhambane. Su formación es de optometrista y su vocación es la de hacer llegar a sus conciudadanos unos servicios de atención ocular de calidad.
Pereira acaba de ser reconocido por la IAPB como Eye Health Hero en la categoría de Future Leaders. Un premio internacional que reconoce a profesionales que están en primera línea por su compromiso con la comunidad, consiguiendo cambios significativos en la mejora de la salud ocular de la población.
Desde el Hospital Provincial de Inhambane y con mucha determinación, Pereira lidera un pequeño equipo que trabaja a toda velocidad para ofrecer a la población de la provincia, también a las personas que viven en aldeas rurales y remotas, la atención oftalmológica y óptica que requieren. Y la Fundación Ojos del mundo está a su lado para que así sea.
¿Qué actividades están llevando a cabo desde el Servicio de Salud Ocular de la Dirección de Salud de Inhambane para combatir la ceguera evitable?
Tenemos un programa de operaciones de cataratas que permite devolver la visión a personas de comunidades remotas y necesitadas. Personas que viven alejadas de un hospital y de los servicios de salud. Además, tenemos un programa para las escuelas que permite detectar enfermedades oculares y errores de refracción de los escolares, a quienes, posteriormente, Ojos del mundo les facilita las gafas de graduación adecuadas. También estamos trabajando con personas albinas para que tengan acceso a revisiones oculares y a las gafas de graduación cuando las necesitan.
¿Qué es lo que más ocupa tu día a día y qué te aporta este trabajo?
Una de las cosas que más me gusta de dedicarme a la salud ocular es conseguir que los niños puedan ver bien y sigan con su vida. O que los padres que eran ciegos vuelvan al trabajo. Estas cosas me hacen creer que es posible combatir la ceguera evitable en mi país y en el exterior. Las cataratas se pueden tratar por medio de cirugía y los errores de refracción se corrigen con unas gafas. Esto es lo más motivador de mi trabajo diario.
¿Recuerdas alguna historia de algún paciente que te haya marcado especialmente? ¿Puedes contarnos algun ejemplo destacable?
Recuerdo que cuando llegué a Inhambane, muchas personas no sabían lo que era ser optometrista. Había muchas dudas. El primer día en la consulta había dos pacientes, una niña de 16 años que tenía dolor de cabeza y no podía estudiar, vomitaba… Los resultados de otras consultas médicas eran normales y el médico de cabezera la refirió a oftalmología. Le hice todas las pruebas necesarias y resultó tener astigmatismo medio. Cuando se puso las gafas dejó de tener dolores de cabeza y hasta hoy sigue perfectamente.
Otro niño de 15 años llevaba muchos años revisándose la vista sin obtener un diagnóstico porque los técnicos que había en el hospital no tenían los conocimientos necesarios. Cuando le revisé tenia queratocono bilateral. Expliqué la situación a la família y tuvimos que derivarlo a Maputo donde pudieron operarle y le trasplantaron la córnea. A día de hoy consigue ver.
¿En qué consiste la colaboración con la Fundación Ojos del mundo?
El Hospital de Inhambane trabaja en coordinación con Ojos del mundo desde 2003 en actividades fundamentales para el desarrollo comunitario y la mejora de la calidad de vida de su población, restaurando la visión a los pacientes que padecen cataratas y otras patologías tratables. También trabajamos juntos en campañas de sensibilización para generar cambios de comportamiento en la vida de las personas.
¿Qué opinas el proyecto Ojos de Inhambane? ¿Cómo está mejorando allí la salud ocular?
La contribución de Ojos del mundo ha supuesto una gran diferencia, no solo para los profesionales de la salud ocular, sino también para devolver la visión a muchas personas que no tienen acceso a la atención primaria, por ejemplo, las que se encuentran en las comunidades rurales de la provincia, a muchos kilómetros de las unidades sanitarias.
Ojos del mundo, en colaboración con Dirección Provincial de Salud de Inhambane, les consigue dar cobertura oftalmológica y les da atención a nivel físico y emocional. Para estos pacientes contar con Ojos del mundo es sinónimo de esperanza
¿Qué significa para ti recibir un premio como el Eye Heath Hero de la IAPB?
El premio es un hito importante para mí a nivel profesional y una catapulta hacia nuevos horizontes, sobre todo ahora que también acaba de nacer mi hija. Este premio traerá reconocimiento y empoderamiento a las actividades que se están haciendo aquí, en Inhambane, que seguro que irán a mejor. Ser elegido ha sido maravilloso y también compartirlo con la familia y amigos. Además, fomentará que otros profesionales quieran seguir mi camino.