Santiago Ruiz es un ejemplo de profesional involucrado con Ojos del mundo en una actividad no sanitaria. Aunque es licenciado en Medicina y Cirugía, su especialización posterior en gestión y dirección de empresas le ha llevado a desarrollar prácticamente toda su vida laboral en compañías suministradoras de material hospitalario. Santiago colabora desde hace años con la Fundación aportando su experiencia en el sector privado para mejorar los procesos de trabajo y consecución de objetivos. En definitiva, aporta su grano de arena para obtener una mejor eficiencia de las acciones llevadas a cabo en el marco de los diferentes proyectos de cooperación en beneficio de las personas de los países más empobrecidos.
¿Cómo empieza tu vinculación con Ojos del mundo?
En el año 2008 entro a formar parte del programa Alumni Solidario, proyecto de cooperación de Esade con ONGs, que facilita un servicio de consultoría a partir de exalumnos de la escuela. Un grupo de seis personas intentamos entender cómo era el mundo de la gestión de una organización del tercer sector; al final considero que nos llevamos más de lo que dejamos en nuestra actuación. Cuando acabó aquel año, Ojos del mundo ya me había clavado el aguijón y Núria Ramon me ofreció seguir vinculado en lo que ahora hago.
¿Cuál es actualmente tu colaboración?
Núria lo resumía a la perfección en la exposición que realizó de aquel trabajo conjunto en el acto de clausura del programa: crear un espacio de reflexión. Desconozco si existen recetas válidas en gestión o sólo preguntas; y menos aún que puedan trasladarse de la empresa privada a una organización sin ánimo de lucro. A dónde vamos y cómo llegamos, y si vamos por donde se decidió que debíamos ir. Esas son las preguntas que ayudo a plantear al equipo de dirección de Ojos del mundo.
¿Hay mucha diferencia entre el trabajo que se hace en la entidad y el que se hace en la empresa privada?
Los tiempos, el esquema de valores y la priorización, el proceso de definición de lo que hay que hacer y cómo hacerlo no son como estamos acostumbrados en la empresa privada. En una entidad sin ánimo de lucro se decide hacer las cosas que se hacen porqué hay que hacerlas. En una empresa los condicionantes económicos y políticos determinan no ya si lo puedes hacer, al igual que en la primera; sino si las debes hacer. En la empresa con ánimo de lucro la propia actividad genera el beneficio económico, los atípicos debieran ser la excepción. En teoría, cuanto más y mejor hago la actividad fundamental mayor beneficio genero. En una ONG cuanto más y mejor actividad principal realizo mayor agujero genero en la cuenta corriente. ¡Caray, mejor quedarse quieto! No, ¡esto es vivir!
¿El contexto de crisis económica actual influye en este ámbito?
Hoy el dinero está menos distribuido. Los agentes económicos que lo acumulan están afectados por un marco de juego cuyas tensiones son menos propicias a la reinversión social. Eso indudablemente hace que sea más difícil el acceso a fondos para la cooperación.
¿Hacia dónde crees que debe avanzar Ojos del mundo en el futuro?
La Fundación tiene claro el centro de su actividad, su razón de ser, y cómo realizarla. Para dedicarse a ello, es indispensable desarrollar una excelente línea de trabajo en su sostenibilidad como organización, desde el punto de vista político y económico. Hay que avanzar en la profesionalización de la captación de fondos, de manera que el compromiso, no ya con los programas existentes sino con la propia misión, no puede estar supeditado a la variación de intereses externos. Las políticas de la organización en esta materia deben asegurar la estabilidad presupuestaria.
¿Qué te aporta, personalmente, colaborar con la Fundación?
Buscar ese equilibrio moral y económico que cuesta encontrar cuando trabajas en organizaciones enfocadas al beneficio económico. Y ahondar en la generosidad, dar por nada. Es uno de los elementos que proporcionan mayor felicidad.