Internacionalmente reconocido, Solimán López es un artista conceptual. Un investigador de nuevos medios, especializado en ciencia, biotecnología, web 3.0, interactivos y arte digital. A Solimán, cuya obra se ha expuesto en festivales, museos, centros de arte y galerías de más de 20 países, le gusta despertar la curiosidad del público, provocar la introspección e iniciar conversaciones que se extienden al exterior.
Su pasión por fusionar arte y tecnología ha alimentado la Gaze Machine, un proyecto que ha creado para Ojos del mundo, donde las pinceladas del artista son líneas de códigos y el lienzo, una matriz digital.
La Gaze Machine es un dispositivo interactivo de arte digital: una cámara que capta miradas, las cuales, a su vez, se convierten en catalizadoras de transformación. Por cada mirada, con el patrocinio de Alcon, se consigue operar de cataratas a una persona en Mozambique, en el marco del proyecto de Ojos del mundo.
Las miradas a la Gaze Machine se convierten en arte y el arte en el regalo de la visión. ¿Puede haber algo más mágico?
¿Cómo entraste en contacto con Ojos del mundo? ¿Qué es lo que más te atrae de nuestra entidad?
Se dice que no estamos más lejos de los otros que a seis personas de distancia. Este creo que fue un claro ejemplo, ya que Núria Ramon y yo compartimos la conexión con Betty Bigas, quien apostó por conectarnos con la confianza de que algo interesante podría surgir.
Cuando empecé a indagar en la realidad de la Fundación y su leitmotiv social, automáticamente entendí que debía participar y colaborar con el proyecto. En mi trabajo, el órgano de la visión es muy importante y mantenerlo me parece un derecho que todos los seres vivos de este planeta deben tener. Respetar el regalo de ver el mundo que nos rodea, ver a los demás y apreciar el arte (cuando este tiene componentes visuales importantes) es una obligación.
¿Qué es la Gaze Machine y cómo funciona?
Gaze Machine es una obra de arte digital conceptual que se convierte en una experiencia colectiva. Cada trazo, movimiento y parpadeo de los ojos se convierte en una entrada de información digital que alimenta la obra de arte, generando una memoria de miradas dentro de la Gaze Machine.
Esta acción simbólica y metafórica de utilizar creativamente la mirada está relacionada con la labor social que la Fundación Ojos del mundo lleva a cabo en Mozambique. La mirada de cada participante se transforma en una operación de cataratas. Tras reconocer la mirada, el sistema almacena los datos de esos movimientos y los reproduce en posteriores exposiciones, como si de una bitácora de miradas colectivas se tratase.
El proyecto se basa en un algoritmo que utiliza una librería provista con inteligencia artificial, la cual es capaz de reconocer la posición de las pupilas de los participantes. Esta información, recogida en coordenadas X Y, modifica la presencia y trazo de un modelo 3D que se va desarrollando y creciendo en la interfaz, creando una escultura única por cada participante. La cual, a posteriori, se enlaza con la información capturada precedente y posteriormente. La obra, además, está preparada para poder analizar imágenes en tiempo real y alimentar el sistema con esta información obtenida de la mirada sobre imágenes de nuestro entorno, como ciudades, otros humanos, o elementos de la naturaleza.
¿Por qué decidiste lanzar este proyecto?
Tras varios meses de conversaciones con Ojos del mundo, conseguimos encontrar un proyecto que contribuyera al mundo del arte digital y, por supuesto, ayudara a la Fundación en su labor social. Para mí, esta era la principal motivación, pero el reto era hacer partícipes y protagonistas a los espectadores para que, de alguna manera, se integraran en la acción y en la iniciativa.
La mirada se ha utilizado en gran medida a lo largo de la historia del arte, pero desde un punto de vista pasivo, exceptuando la fotografía y el video, en los cuales, la mirada del fotógrafo o videógrafo son parte de la acción de la creación de la imagen en conexión con el dispositivo. En el caso de la utilización de la mirada como un dispositivo de interacción con una interfaz digital tiene menos precedentes, pero considero que conceptualmente es un punto interesante que tratar. ¿Puede nuestro órgano de la visión ser una herramienta artística?
Estas son algunas de las motivaciones conceptuales, pero matizo, que el principal impulso de la Gaze Machine es el poder desarrollar un proyecto positivo socialmente a través de la conexión entre arte, ciencia y tecnología.
¿Qué te inspiró y qué esperas conseguir con esta iniciativa?
Esperamos conseguir un nivel de participación significativo y, sobre todo, sensibilizar a nuestro público objetivo. Espero que el proyecto genere un efecto mariposa, expandiendo esta acción inicial a otras partes del mundo, y así seguir apoyando a la Fundación y su importante misión.
Artísticamente la obra no está cerrada y estamos creando actualizaciones y nuevas versiones que nos ayudarán (mi estudio y la Fundación) a participar en otros entornos del mundo del arte y la tecnología, pudiendo de este modo acercar el proyecto y su mensaje a una audiencia más expandida.
¿Cuál quisieras que fuera el recorrido de la Gaze Machine? ¿Cómo crees que podrías seguir apoyando a la Fundación en el futuro?
Espero que finalmente la Gaze Machine apele a su propio título y se convierta en una herramienta artística y social para que la Fundación Ojos del mundo pueda conseguir sus objetivos solidarios y médicos.
En este sentido, ya fue algo que ya se trabajó desde el inicio de la codificación de la obra junto con el artista técnico Daniel Sabio Mandry. Necesitábamos un proyecto que se pudiera adaptar a diferentes contextos y entornos ya que, en este caso, no queríamos hacer un alarde de montajes grandilocuentes, sino, más bien, poder encajar en la realidad de un trabajo y producción que busca un apoyo solidario.
Mi apoyo hacia el futuro es el de seguir estando ahí, presente, al lado de la Gaze Machine, para seguir haciendo crecer el proyecto y aumentar su visibilidad internacional. Ese fue mi compromiso inicial y lo mantengo.