El 25 de mayo se celebra el Día de África en todo el mundo. Un día que conmemora la fundación de la Organización para la Unidad Africana (OUA) en 1963 y que, a la vez, denuncia la situación de pobreza, la carencia de desarrollo y de acceso a la salud, los conflictos armados y la inseguridad alimentaria de la población en este continente.
Ojos del mundo vive muy de cerca estas carencias ya que tres de los programas de cooperación que tiene en marcha se encuentran en África: Ojos del Sáhara, en los campamentos de refugiados y refugiadas saharauis de Tindouf (Argelia), Ojos de Mali, en la región de Mopti, y Ojos de Mozambique, en la provincia de Inhambane.
El objetivo de estos programas es mejorar la salud ocular de la población y fomentar el acceso a la atención oftalmológica para reducir la ceguera evitable, que es aquella que se puede prevenir o curar. La salud ocular permite incrementar la calidad de vida de los pacientes y sus familiares ya que les devuelve la autonomía que habían perdido (en muchos casos después de años ciegos por patologías tales como cataratas). La ceguera limita su capacidad para estudiar, trabajar y atender la familia.
Además, el principal compromiso de la Fundación es formar equipos locales, desde oftalmólogos/gas hasta personal de atención primaria, para garantizar la calidad y la accesibilidad de la atención. Así, en el territorio africano Ojos del mundo va tejiendo redes de profesionales que se ocupan de los servicios de salud de cada territorio y tratan las patologías de la población.
Durante el 2017 se prevé que los programas de Ojos del mundo en África atiendan más de 51.000 personas, operen más de 2.400 y formen 250 especialistas locales. Unos objetivos que permitirán a la Fundación devolver la visión a miles de personas innecesariamente ciegas y dar más luz a la esperanza.