En la región de Mopti, donde Ojos del mundo desarrolla su programa de cooperación, solo hay tres oftalmólogos en ejercicio para atender a más de dos millones de habitantes. Además, la zona vive una difícil situación político-bélica que causa el éxodo masivo de personas que huyen de las regiones más conflictivas, provocando que escaseen los recursos de todo tipo, también los sanitarios.
Por eso es tan importante reforzar el primer nivel de asistencia ocular, el de los agentes de salud comunitarios (ASC) que realizan visitas a domicilio y así facilitar atención a la población más vulnerable, sobre todo a mujeres y niñas porque tienen menos autonomía y más complicaciones para desplazarse.
Uno de los últimos proyectos de la Fundación ha sido ofrecer a estos agentes de salud cursos de formación en lenguas locales para que puedan comunicarse y atender mejor a la población. En octubre, 50 agentes de salud comunitarios finalizaron los cinco meses de formación en los centros de Sofara, Mougna, Djenné, Sangha, Kendié y Bandiagara, para poder entender lenguas locales como el dogón, el bambara y el peul. De esta manera pueden contactar mejor con la población para diagnosticar sus patologías oculares y tratarlas o derivarlas correctamente.
Con este mismo objetivo de optimizar el servicio de atención ocular, también se ha establecido la presencia de los ASC en las reuniones mensuales de coordinación con los centros de salud de referencia de Bandariaga y Djenné. En estas reuniones, los agentes comunitarios comparten con los asistentes médicos en oftalmología (AMO) el día a día de sus consultas para dar a conocer las necesidades de la población. Y también es el momento de coordinar y programar las visitas ya que, al encontrarse en entornos rurales remotos, la logística para recopilar datos e información resulta muy complicada.
Este proyecto de Ojos de Mali cuenta con el apoyo del Gobierno de Navarra.