Atendiendo a las recomendaciones internacionales para combatir el coronavirus, los campamentos de población saharaui refugiada de Tindouf cerraron sus fronteras y las autoridades aplicaron medidas de prevención y protección. Estas medidas de cuarentena y vigilancia sirvieron para que, hasta el momento, no se haya informado de ningún caso de coronavirus en los campamentos. Aunque también han tenido implicaciones a otros niveles, provocando la escasez de medicamentos y alimentos para la población.
A nivel sanitario, se ha garantizado la atención oftalmológica desde que se decretó el estado de alarma, con el apoyo de Ojos del mundo. Las consultas ópticas, situadas en los hospitales regionales, han permanecido abiertas y los optometristas han realizado una media de 15 consultas diarias. El Dr. Said, oftalmólogo asignado por el Ministerio de Sanidad, también ha seguido realizando consultas y atención de urgencias.
Desde mediados de junio, la vida en los campamentos recuperó cierta normalidad, ya que se abrieron las fronteras internas en Argelia y se permitió la entrada de mercancías como los materiales y fungibles ópticos que la Fundación adquirió antes del estado de alarma. Lamentablemente las fronteras se volvieron a cerrar a principios del mes de julio.
Aún así, se ha conseguido retomar la actividad y los optometristas y auxiliares del Departamento de Oftalmología han podido continuar con las consultas y la prescripción de gafas.
El proyecto Ojos del Sáhara cuenta con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y la Fundación Caja Navarra para el año 2020.