En Mozambique, las personas albinas viven con muchas dificultades, y no solo porque sean señaladas por su aspecto. Por un lado, son perseguidas por el color de su piel, ya que la magia tradicional y los curanderos difunden muchas creencias sobre el uso de partes de su cuerpo en ceremonias para curar a otras personas. Eso implica que a menudo sean buscadas y asesinadas.
Y por otro lado, como tienen falta de pigmento en la piel, el pelo y los ojos, suelen sufrir dificultades en la visión. Su retina carece de pigmento, incluso pueden no tener iris, y eso genera que sean más sensibles a la luz. También el desarrollo anormal de la vista desde la infancia provoca que, en general, una gran mayoría tenga baja visión.
Como consecuencia de su vulnerabilidad, el equipo de Ojos del mundo en Mozambique realiza diferentes actividades de apoyo a este colectivo. La Fundación se encarga de organizar de manera periódica, en coordinación con hospitales y centros día de la provincia de Inhambane, acciones para distribuir medicación, promover el cuidado de la vista y favorecer una mejora de su salud ocular.
En la última campaña de revisiones de este verano en el hospital de Massinga, Inhambane, el representante provincial de salud ocular, Miguel Siquice, atendió a 16 personas albinas que presentaban diferentes defectos de refracción. Además de evaluar su visión, también se les hizo entrega de gafas de sol y graduadas adaptadas a su problema de refracción.