Mar Correa es consultora internacional especializada en temas de género, desarrollo, educación para el desarrollo y derechos humanos. Nació en Huelva y ha colaborado con la Fundación elaborando el diagnóstico de género de la organización y acompañando en el diseño de la estrategia de género de la entidad.
¿Cómo definirías la labor de una consultora especializada en temas de género?
Una de sus funciones principales es crear espacios de encuentro, reflexión e intercambio – tanto individuales y colectivos – para que las personas con las que está trabajando tomen conciencia de las discriminaciones de género y que, a partir de ahí, actúen para contribuir a generar entornos y prácticas equitativas que coloquen el cuidado de la vida en el centro.
Es una labor de escucha, de detección de necesidades, de intereses, de fortalecimiento de capacidades, de sensibilización y de acompañamiento y orientación en la integración de la perspectiva de género en todos los niveles, todos los momentos y todos los ámbitos de actuación de la organización con la que está trabajando.
Esto incluye la dimensión personal y la profesional, la individual y el colectivo, la cultura de la organización, sus intervenciones externas y todo su arquitectura: visión, misión, documentos estratégicos, operativos….
¿En qué ha consistido tu colaboración reciente con la Fundación? ¿Cuál crees que es la clave para definir e implementar una buena política de género?
He elaborado el diagnóstico de género de la organización y les he acompañado en el diseño de su estrategia de género, apoyando en el fortalecimiento de sus capacidades y en su visión estratégica para la integración efectiva de la perspectiva de género.
La clave es un buen diagnóstico que identifique bien las necesidades y los intereses, seguido de un diseño realista de una política de género que parta -con el acompañamiento externo adecuado- de la realidad de la organización, entendiendo por «realidad» cómo organiza sus recursos de una manera propia para cumplir con las responsabilidades que como actor del desarrollo tiene con la equidad de género. Es decir, realidad no debe entenderse como un sistema de «medida» de aquellos compromisos que va a asumir y aquellos que no, puesto que estos ya le vienen dados en tanto que actor del desarrollo. A partir de un acuerdo de mínimos (Plataforma y Plan de acción de Beijing, CEDAW, ODS normativa y políticas públicas de aplicación en el territorio de su sede y en todos aquellos en los que interviene) depende de todo lo que la organización quiera sumar.
Luego esta política de género hay que aplicarla, al menos en su dimensión estratégica, operativa y de la cultura de la organización. También apostar por la formación continua en género; participar en los foros de debate, reflexión y toma de decisiones; asignar los recursos suficientes y adecuados para llevarla a cabo y poner en marcha los mecanismos necesarios para gestionar el conocimiento que se va generando.
¿Cuáles son los factores que obstaculizan a las mujeres el ejercicio pleno de sus derechos, tanto a nivel individual como colectivo?
El patriarcado, el machismo y el sexismo.
En otras palabras, la resistencia de los hombres a renunciar a sus privilegios de género, que los colocan en una posición ventajosa en relación a las mujeres.
Los hombres tienen que dar un paso atrás en muchos ámbitos de la vida: en los espacios donde se toman las decisiones, de creación de opinión, de generación de conocimiento, judiciales, legislativos…. Y también tienen que dar un paso adelante en otros: garantizar una vida libre de violencia como un derecho propio de las mujeres, corresponsabilizarse del cuidado de la vida…
El modelo capitalista, que promueve el crecimiento ciego, que solo le tiene aprecio a lo que tiene precio, que asimila riqueza con acumulación de patrimonio, que alimenta la ficción de que somos seres individuales, negando la ecodependencia y la interdependencia, también es un gran obstáculo para la consolidación de la propuesta feminista, puesto que atenta contra su objetivo central: el buen trato y la equidad.
La violencia -en todas sus formas de expresión- también es un obstáculo central para el ejercicio pleno de los derechos de las mujeres.
Igual que lo son la discriminación y todos aquellos impedimentos para que las mujeres desarrollen su capacidad de autonomía.
La falta de corresponsabilidad en el cuidado de la vida es otro gran obstáculo.
Es de suma importancia tener presente que la discriminación de género interactúa con otros factores de privilegio / discriminación (sin uno no existe la otra), como aquellos que se originan según la edad, el grupo étnico, la clase social, la orientación sexual, el estado de salud…. y que de esta intersección resultan situaciones que agravan la discriminación de género originaria. «Las discriminaciones no se suman, más bien se multiplican entre sí».
Para subvertir este orden establecido es necesario actuar de forma integral, para contribuir a crear un mundo libre de violencias, donde se fortalezca la capacidad de las mujeres, donde se promuevan modelos de masculinidad y de feminidad que no sean hegemónicos, que desactiven la asociación de un sexo con un género concreto y que rompan la relación dicotómica y jerárquica entre ambas categorías. Para ello es necesario desmontar mitos y creencias, aprender a mirar de otra manera y en otras direcciones, aprender nuevas categorías de análisis, mostrar otras maneras de hacer que promuevan el buen trato y la equidad, generar cambios de comportamiento, incidir sobre las políticas públicas y un largo etcétera que promueva un modelo de desarrollo sostenible y humano que coloque el cuidado de la vida en el centro.
¿Ves posible transformar las estructuras de poder en las sociedades tradicionalmente machistas?
Sin duda. Para eso es imprescindible que los hombres entiendan que esta transformación es también una responsabilidad suya.
Que mujeres y hombres tenemos que impulsar esto juntos, con responsabilidades compartidas diferenciadas, pero en común.
La educación es fundamental, educación continua, educación en y con valores feministas.
La participación de los poderes públicos como titulares de obligaciones es esencial, como también lo es la de la ciudadanía como titulares de derechos y la de todos los actores sociales en tanto que titulares de responsabilidades.
Hacen falta acciones integrales, multidisciplinares, a todos los niveles, en todos los ámbitos, en todos los niveles, en todos los momentos porque la discriminación contra las mujeres se da en todas las disciplinas, en todos los niveles, en todos los ámbitos y en todos los momentos.
En muchos países, sobre todo aquellos con escasos recursos económicos, las mujeres se ven privadas de atenciones primarias como la asistencia sanitaria y ocular. ¿Cuál sería el punto de partida para empezar a cambiar esta situación?
Acciones integrales: trabajo con enfoque de derechos en los que se parta de que la situación descrita es una vulneración de derechos, y que desde ahí las mujeres, se perciban como titulares de derechos, que el resto de la ciudadanía y la comunidad así lo entienda y que entre todas y todos hagan que los poderes públicos cumplan con su obligación de garantizar la titularidad, el disfrute y la exigibilidad de esos derechos.
Desde ahí se puede transformar esta situación, desde la educación, desde la lucha contra la violencia contra las mujeres, con iniciativas que se comprometan realmente -con las palabras, los hechos, y los recursos suficientes y adecuados- con los derechos de las mujeres.
Promoviendo diagnósticos participativos en los que las protagonistas expresen sus deseos, sus necesidades, sus intereses, sus estrategias….
¿Cuáles son las palabras que mejor definen a la Fundación Ojos del mundo?
Una organización con un gran equipo humano, resiliente, con gran capacidad para adaptarse al cambio, con una enorme voluntad de promover un desarrollo, que sea humano y que sea sostenible, que apuesta por el empoderamiento y los derechos humanos de las mujeres.
¿Cómo ven el futuro tus ojos de mujer?
Mujeres y hombres que colocan la vida en el centro y no sienten ni miedo ni vergüenza de hacerlo y de decirlo.