María Tavera forma parte del equipo de Ojos del mundo desde hace más de 7 años, la mayor parte de los cuales los ha pasado en los campamentos de población refugiada saharaui en Tindouf (Argelia). Gracias a su presencia permanente sobre el terreno, el proyecto Ojos del Sáhara ha tomado más envergadura y ha conseguido importantes resultados en cuanto a la mejora de la salud ocular de la población saharaui, con especial atención a las mujeres y a los menores. María se enorgullece de los avances logrados hasta el momento, pero al mismo tiempo expresa su voluntad de seguir trabajando incansablemente para que la equidad de género sea una realidad en los campamentos.
Con su característica tenacidad e implicación, María Tavera tiene el reto de garantizar el derecho a la salud ocular de la población refugiada saharaui, y sin duda pondrá todo su empeño en ello.
¿Desde cuándo eres coordinadora de Ojos del mundo en el Sáhara? ¿Cómo conociste la Fundación y qué te motivó a colaborar con ella?
Soy coordinadora desde julio de 2011. La conocí buscando información sobre entidades que trabajaban en los campamentos de personas refugiadas saharauis, encontré la página de la Fundación y, conociendo previamente los campamentos y siendo consciente de la problemática ocular de allí, me resultó muy interesante el poder colaborar.
¿Cuál es tu función actualmente?
Coordino el proyecto Ojos del Sáhara y gestiono una parte de educación para el desarrollo y género a nivel interno en la Fundación.
¿Cómo definirías la situación de las mujeres en los campamentos de Tindouf? ¿Existe algún tipo de política de género?
En los campamentos no existe una política de género escrita y definida y la mujer saharaui, al igual que en otras partes del mundo, se encuentra en ocasiones con sus derechos vulnerados. La situación de la mujer en los campamentos está condicionada por la cultura y la tradición del pueblo saharaui. Y, aunque las mujeres tienen un papel central en muchos aspectos de la vida en los campamentos, se encuentran todavía muy condicionadas por los roles de género.
Tú que estás al pie del cañón, ¿cuáles crees que son los principales problemas que impiden a las mujeres acceder a la atención ocular? ¿Qué soluciones propondrías?
Las responsabilidades familiares pesan mucho en el acceso de la mujer a la atención ocular, el cuidado de la familia, menores, mayores. Además la falta de información con la que cuentan las mujeres que se mueven más en el ámbito doméstico.
Seguro que has vivido muchas anécdotas ¿cuál es la que te ha impactado más?
Como anécdota positiva la primera vez que asistí a una intervención de un menor para realizarle una cirugía en ambos ojos con cataratas congénitas, al quitarle las vendas al día siguiente y poder ver su expresión la primera vez que veía.
Por desgracia, también hay otras muy difíciles de gestionar, cuando alguna persona acude a los servicios y no se puede hacer nada para mejorar su patología o no se cuenta en terreno con el personal adecuado o el equipo necesario o que se ha llegado tarde y la patología está tan avanzada que solo se puede poner un tratamiento paliativo…
Si pudieras pedir un deseo para mejorar la equidad de género en los campamentos, por imposible que parezca, ¿cuál sería?
Mi deseo, no solo para los campamentos, sería que todas las mujeres conozcan y puedan ejercer sus derechos plena y libremente. Que desde todas las esferas, mujeres y hombres juntos, trabajemos de forma integral por mejorar el empoderamiento de la mujer. Que desde la escuela esté muy presente una educación con valores feministas.
¿Qué tres palabras definen mejor para ti la Fundación?
Compromiso, desarrollo y coherencia
¿Cómo ven el futuro tus ojos de mujer?
Viviendo en una sociedad en la que mujeres y hombres trabajemos juntos por lograr que la mujer no sufra ningún tipo de discriminación y los derechos de las personas estén en el centro de todas las decisiones políticas, sociales…