El 24 de febrero de 2021 tuvo lugar el lanzamiento formal del Atlas de la visión de la Agencia Internacional para la Prevención de la Ceguera -IAPB, en las siglas en inglés- que incluye datos sobre la magnitud, las desigualdades, el impacto y las causas de la situación de la visión en el mundo, y, a la vez, se presentó el informe de la Comisión de Salud Global de la prestigiosa revista científica The Lancet sobre Salud ocular global. Este informe plantea los mensajes clave y los retos en la prevención, la atención y el tratamiento de la salud ocular, más allá del año 2020.
La Fundación Ojos del mundo estuvo presente en el evento virtual de alto nivel, organizado conjuntamente por UN Friends of Vision, The Lancet y la IAPB, durante el cual se discutió sobre los datos y los hallazgos recientes, y cómo dar respuesta a los objetivos planteados durante la próxima década, en cumplimiento de los Objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de Naciones Unidas.
En el mundo hay 1.100 millones de personas con pérdida de visión que afecta de forma diferente a los grupos de población: es mucho mayor en las personas de más edad (un 73% tiene más de 50 años) y en las mujeres; concretamente, el 55% de las personas con pérdida de visión son mujeres y niñas. Además, el 90% de las personas con pérdida de visión viven en países de ingresos bajos y medios.
Sin embargo, el 90% de las pérdidas de visión se podrían prevenir o tratar: 161 millones de personas tienen errores de refracción no corregidos, 100 millones sufren cataratas y 510 millones tienen problemas para ver de cerca. Además, 91 millones de niños y niñas tienen pérdida de visión porque no tienen acceso a servicios oftalmológicos.
La mala salud ocular y la visión deficiente afectan negativamente en la calidad de vida de las personas, su educación y empleo. Además, la pérdida de la visión tiene implicaciones financieras sustanciales para las personas, familias y comunidades. Se estima que la pérdida anual de productividad global por discapacidad visual es de aproximadamente 411.000 millones de dólares al año.
Por el contrario, la visión desbloquea el potencial humano: facilita muchas actividades de la vida diaria, permite mejores resultados educativos y aumenta la productividad laboral, reduciendo la desigualdad. Y, a la vez, permite avanzar en los ODS, contribuyendo a la reducción de la pobreza, el hambre cero, la buena salud y el bienestar, la educación de calidad, la igualdad de género y el trabajo decente.
Actualmente existen soluciones rentables y basadas en evidencias que ayudan a reducir o eliminar la ceguera. Por ejemplo, las revisiones de la vista, las gafas y las operaciones de cataratas podrían aliviar la gran mayoría de la pérdida de visión; tratamientos e intervenciones que se encuentran entre las más rentables de toda la atención médica.
Las lecciones de las últimas tres décadas daban esperanzas de que se pudiera afrontar este desafío. Entre 1990 y 2020, la prevalencia mundial de ceguera se redujo en un 28,5% y las principales causas infecciosas de ceguera (como la oncocercosis y el tracoma) disminuyeron sustancialmente. Sin embargo, se estima que el crecimiento, el envejecimiento y la urbanización de la población los próximos 30 años conlleve un incremento en el número total de personas con ceguera. Concretamente, las proyecciones indican que casi la mitad de la población mundial sufrirá algún tipo de deficiencia visual en 2050 y la pérdida de visión aumentará a 1.700 millones de personas (600 millones más) si no se realizan inversiones significativas.